
La tarde del 30 de julio de 1967 el oficial Jorge Montoya,
a bordo del buque Naviero, se encontraba de servicio, cuando el barco argentino
estaba justo navegando por el Atlántico Sur, a 190 kilómetros de la costa
brasileña. Los oficiales fuera de servicio y la tripulación estaban cenando
abajo, y la normalidad era total. Al echar una mirada al mar por el lado de
estribor Montoya sufrió un sobresalto al ver a una extraña nave con forma de
puro deslizarse silenciosamente por el agua a unos 15 m de distancia. Se quedó
pasmado durante unos instantes y después alertó al capitán por el
intercomunicador. Cuando el capitán Julián Ardanza llegó a la cubierta, la
misteriosa nave seguía moviéndose paralelamente al barco. Los dos hombres la
estuvieron estudiando por espacio de 15 minutos, durante los cuales el objeto se
mantuvo en la misma posición. La misteriosa embarcación brillaba con luz
blanco-azulada brillante y no dejaba ninguna estela. Estimaron que su longitud
oscilaba entre los 32 y los 34 m.
Después, sin previo aviso, la
embarcación no identificada giró en dirección al buque mercante y, produciendo
un resplandor brillante al acelerar, se sumergió por debajo del buque para
desaparecer rápidamente en las profundidades del océano. Los oficiales y la
tripulación del Naviero acababan de ver uno de los enigmáticos objetos
submarinos no identificados (OSNIS). En una entrevista que la prensa le hizo
posteriormente, el capitán dijo que desde luego no se trataba de un submarino
convencional ni de una ballena, y que en veinte años de servicio no había visto
nunca cosa igual.
El número de visiones de OVNIS registradas desde
finales de los años 40 se acerca a las decenas de miles, y los relatos que se
han ido recopilando sugieren que por las aguas de nuestro planeta circulan
tantos OSNIS como OVNIS hay en los cielos. Más de un 70 % de la superficie de la
Tierra está cubierta de agua. La profundidad media de los mares y océanos es de
tres kilómetros, y el hombre apenas ha comenzado a explorar las vastas zonas que
se encuentran debajo de la superficie. Estas zonas podrían ser lugares ideales
para que seres tecnológicamente más avanzados realizaran sus actividades sin que
los hombres pudieran advertirlo.
Del mismo modo que la diligencia de
algunos investigadores ha llevado a descubrir relatos de OVNIS anteriores a la
visión de 1947 -que muchos creyeron la primera-, también se han encontrado
relatos acerca de OSNIS que datan del siglo pasado. La noche del 24 de febrero
de 1885, en el Pacífico Norte, la tripulación del buque Innerwich vio cómo un
enorme objeto que emitía una brillante luz roja desaparecía en el mar,
levantando grandes cantidades de agua al sumergirse bajo las olas. El 12 de
noviembre de 1887, cerca de Cape Race (Terranova), el capitán Moore, del buque
británico Siberian, contempló durante cinco minutos cómo "una gran bola de
fuego" se alzaba desde el océano hasta una altura de 15 m. Antes de partir se
movió hacia su barco y en dirección contraria a la del viento. Este y otros
muchos relatos sugieren que los OSNIS pueden a veces convertirse en OVNIS, y
viceversa.
Uno de los casos más dramáticos registrados en los anales de
los OVNIS es el que ocurrió la noche del 26 de julio de 1980. El remolcador
Caioba-Seahorse efectuaba una travesía regular cuando, a 95 km de la costa
brasileña, cerca de Natal, el contramaestre vio de repente un objeto gris de
diez metros de diámetro que flotaba sobre la superficie. Al mismo tiempo podía
verse sobre el mar una luz brillante que avanzaba rápidamente en dirección hacia
ellos. El contramaestre viró rápidamente para evitar el choque con el objeto
flotante, que encendió entonces luces de varios colores (amarillo, rojo, verde y
azul). en aquel momento la luz brillante ya les había alcanzado, y podía
distinguirse un cuerpo resplandeciente de forma ovalada que se mantenía
suspendido silenciosamente a unos 60 m por encima del OSNI flotante. Los motores
del remolcador se habían parado, y la tripulación contempló, con miedo y
fascinación, cómo el OVNI se posaba lentamente sobre el OSNI. Tuvo lugar una
conexión, las luces del OSNI se apagaron, y los dos cuerpos se elevaron juntos.
Después de permanecer unos minutos flotando en el aire en aquella área, el OVNI,
junto con su carga, se alejó rápidamente en dirección al mar. Naturalmente, este
acontecimiento impulsó a las autoridades navales a llevar a cabo una
investigación de alto nivel, y desencadenó entre los ufólogos civiles brasileños
innumerables especulaciones. ¿Fue la tripulación del remolcador testigo de una
operación de rescate de un OVNI por parte de otro? ¿O se trataba más bien de una
operación rutinaria de recogida, realizada en un lugar convenido? No se pudo
llegar a ninguna conclusión; y lo que las autoridades navales eventualmente
pudieron descubrir, lo guardaron en secreto.
Un resplandor verdeTambién han sido
vistos OSNIS frente a la costa de Norteamérica. Uno de los testigos fue Wesley
Gruman, de diecinueve años, que la noche del 27 de marzo de 1979 se dirigía
hacia Oak Bluff (Massachusetts). Al observar un resplandor verde por encima de
unas dunas de arena, en cuanto pudo miró en dirección al mar. A unos 60 m de la
orilla flotaba sobre el agua un cilindro luminoso de unos nueve metros de
longitud. Cuando el OSNI, silenciosamente, se elevó, Gruman paró el coche y bajó
para observar cómo ascendía. Quiso ir a buscar una linterna bastante potente que
llevaba en el coche, pero se encontró con que sólo podía mover la cabeza. Esta
parálisis duró hasta que el OSNI se hubo alejado lo suficiente como para quedar
fuera del alcance de la vista. Gruman cuenta también que se produjeron otros dos
extraños fenómenos: por una parte, la radio de frecuencia modulada de su coche
emitió un zumbido de baja frecuencia mientras duró la visión; el otro fenómeno
fue el extraño comportamiento de su reloj de pulsera. El calendario del reloj,
que funcionaba con cuerda normal, iba tres días adelantado, pero al día
siguiente de la experiencia señalaba la fecha correcta, y lo sigue haciendo
desde entonces.
En Newport (Rhode Island). John Gallagher observó a la
luz del día un objeto no identificado que era levantado o impulsado desde el
mar. En abril de 1961 se hallaba trabajando en una casa junto al mar y vio una
esfera roja balanceándose sobre las olas. Intrigado, subió al segundo piso para
tener mejor visibilidad, y pudo distinguir entonces que la esfera se encontraba
a unos 180 m de la orilla y era arrastrada mar adentro. De repente se elevó
hasta un altura de unos 18 m, se detuvo, y acto seguido, acelerando hasta
alcanzar unos 160 km/h, voló en dirección a alta mar. Gallagher estaba seguro de
no haber visto un globo de aire, ya que sus movimientos y velocidad no eran los
de un objeto movido por el viento, sino los de un objeto bajo control
inteligente.
El lago Siljan, en 1976 un
Osni se precipitó al lago durante un frío invierno y abrió un canal en el hielo
que no ha podido ser explicado hasta el momento.
Los objetos
submarinos no identificados también extienden sus actividades a las aguas
interiores. Hay relatos acerca de OSNIS en lagos, ríos, puertos, ensenadas y
fiordos. En noviembre de 1980, en el río brasileño Araguari, más de setenta
personas que esperaban un transbordador vieron cómo un sólido objeto de cinco
metros de diámetro surgía de debajo del agua. Por espacio de unos cuatro minutos
estuvo flotando en el aire a una altura de unos 200 metros, y después,
lentamente, se movió en dirección al mar. Por unos momentos voló a menos de 30 m
de la orilla.
El hombre que vio un "típico platillo volante" elevarse del
río Thompson. cerca de Kamloops (Columbia Británica, Canadá), desea permanecer
en el anonimato, pero se trata de una persona de confianza, según afirma el
doctor J. Allen Hynek, ufólogo mundialmente conocido. En la soleada tarde del 16
de mayo de 1981, el testigo estaba pescando tranquilamente cuando, con un ruido
"como el de agua vertida sobre una sartén caliente", la extraña nave emergió del
agua helada a unos 90 m de la orilla. Entonces, acelerando, subió bruscamente
por encima de su cabeza y se alejó en un abrir y cerrar de ojos. Al alejarse
produjo un sonido como de chapoteo cuando unas bolitas de algo procedente del
objeto cayeron en forma de lluvia alrededor del pescador. Este recogió parte de
este material, que fue analizado por el Centro de Estudios de OVNIS de Illinois
(Estados Unidos). A finales de 1981 aún no se habían hecho públicos los
resultados.
El conductor y los pasajeros de un autobús de Londres
tuvieron un asiento de primera fila para presenciar cómo un OSNI plateado y en
forma de puro se sumergía en el río Lea, después de haber cortado unos cables
telefónicos y de haber dejado una marca en el margen de cemento del río. Bob
Fall conducía su autobús número 123 en dirección a Tottenham, el 13 de abril de
1964. cuando el OSNI voló atravesando la carretera delante del vehículo y
aterrizó en el río. Se hizo dragar el río, que tenía unos dos metros de
profundidad, pero no se encontró nada. La policía sugirió que tal vez los
testigos habían visto una bandada de patos, lo cual no explica los cables rotos
ni las señales en el cemento.
Otro caso "imposible" de visión de OSNI fue
el que tuvo lugar en el río San Lorenzo, cerca de Quebec (Canadá), en marzo de
1965. El capitán Claude Laurin y su copiloto, de la línea Quebecair, pudieron
ver por espacio de cuatro o cinco minutos a un "submarino" situado debajo de la
superficie. a más de 300 km del mar abierto, posición extremadamente peligrosa
para un submarino normal. El 23 de mayo de 1969 tres testigos oculares vieron
cómo "un objeto redondo, resplandeciente y que emitía destellos de luces rojas"
se sumergía en el San Lorenzo. La investigación policial lleva da a cabo "no
descubrió nada".
El siguiente relato constituye una prueba bastante
fehaciente de la posibilidad de que algunos OVNIS, después de un vuelo
supersónico a través de la atmósfera, necesiten enfriar sus estructuras
sobrecalentadas. En verano de 1967, un grupo de boyscouts estaba acampado en la
orilla de un plácido lago a 32 km de St. John (Nueva Brunswick. Canadá). Los
muchachos estaban durmiendo, y el jefe del grupo y su ayudante habían bajado
hasta el lago para ir a buscar agua. De la oscuridad surgió un OVNI en forma de
dos platillos -colocados uno frente al otro- con destellos rojos, naranjas,
verdes y azules a su alrededor. Al entrar en contacto con el agua y sumergirse
se produjo un chirrido, semejante al sonido que oyó el hombre que vio elevarse
un OVNI del río Kamloops en 1981. El lago, de aguas claras y frías, se
alimentaba de las nieves de las montañas; no obstante, cuando a la mañana
siguiente volvieron los dos hombres, el agua estaba bastante turbia y
tibia.
Otra extraña experiencia fue la vivida por el matrimonio Bordes,
que, la noche del 16 de septiembre de 1955, se hallaban pescando en el embalse
de Titicus, en el estado de Nueva York. A la 1.30 de la madrugada aún no habían
tenido suerte. Entonces fue cuando la señora Bordes vio una esfera luminosa rosa
que se elevaba del agua para volverse a sumergir. Al cabo de un rato, cuando
estaban de vuelta hacia la orilla, ambos vieron fuera del agua una forma oscura.
Tenía dos bandas horizontales de luz blanca en la base y una luz rotatoria de
color amarillo encima. El señor Bordes, más curioso que asustado, remó en
dirección a las luces y éstas retrocedieron a mayor velocidad. Después se
movieron en dirección hacia él y entonces el señor Bordes, a su vez, retrocedió.
A su mujer el asunto no le hacía ninguna gracia, de modo que remaron un
kilómetro y medio en dirección al embarcadero, con las luces siguiendoles a
cierta distancia. Cuando llegaron al coche y se pusieron en marcha aún podían
verse las luces en el embalse. Al parecer, los OSNIS y OVNIS están
particularmente interesados por los embalses. Las especulaciones de los
investigadores van desde la posibilidad de que estén controlando los niveles de
contaminación, hasta la creencia de que están "drogando" el agua
potable.
Los poderes de estas enigmáticas máquinas, si es que de máquinas
se trata, parecen ser inmensos, según nos indican los siguientes relatos de
acontecimientos ocurridos en las heladas aguas de Suecia. El 30 de abril de
1966, entre las 17.15 y las 17.30, tres testigos vieron cómo un objeto gris
oscuro de 9 m de longitud avanzaba por el lago Siljan (en el centro de Suecia)
abriendo en la capa de hielo un canal de un palmo de espesor. El canal abierto
tenía una anchura de tres metros o tres metros y medio, y una longitud de más de
800 m. Mientras el OSNI se precipitaba en el hielo a una velocidad de 95 km/h
iba despidiendo por ambos lados bloques de hielo y agua en forma de cascada.
Ocho años antes, el 5 de abril de 1968, el Times había dado la noticia de que
"un objeto increíblemente poderoso ha practicado un enorme agujero en la capa de
hielo de un lago de la parte central de Suecia; los científicos y expertos
militares no saben a ciencia cierta de qué se trata". Dos personas residentes
allí habían localizado el agujero cerca de Malung: tenía un área de 585 m. Al
frente de la investigación se encontraba el coronel Curt Hermansson, quien
afirmó que el impacto de una aeronave estaba fuera de cuestión, ya que no había
ninguna señal alrededor del agujero. El hecho de que el hielo, como de un metro
de espesor, hubiera sido levantado por debajo, parecía indicar -en vista de la
actividad de OSNIS registrada hasta la fecha- que algo "increíblemente poderoso"
había salido de debajo de la capa de hielo. Pero, ¿quién puede afirmarlo con
certeza? Los submarinistas que exploraron los fondos embarrados del lago no
encontraron nada que explicara el misterio. Unos días más tarde se descubrió
otro gran agujero en la capa de hielo de un lago situado en las cercanías de
Serna.
Las autoridades supusieron que los agujeros habían sido originados
por la caída de algún objeto al agua. Hacia años que los escandinavos se veían
importunados por objetos que caían del cielo. Muchos de estos sucesos ocurrieron
en 1946. y al principio la prensa supuso que se trataba de meteoritos; sin
embargo, al aumentar el número de relatos en torno a proyectiles plateados en
forma de torpedo y que emitían trazas de humo -muchas veces más de un relato al
día- se les denominó "cohetes fantasma". La primera suposición fue que se
trataba de cohetes alemanes V2, capturados y puestos a prueba por los
soviéticos; no obstante, los hechos no confirmaban estas suposiciones. A pesar
de que el complejo de fabricación de cohetes que los alemanes tenían en
Peenemünde había sido ocupado por los rusos en mayo de 1945, los científicos
alemanes ya se habían rendido a las fuerzas norteamericanas, dejando las
instalaciones de pruebas completamente destruidas. No era posible que los
científicos rusos hubieran empezado a montar y disparar V1 o V2 en tan poco
tiempo, y mucho menos desarrollar y construir cientos de cohetes nuevos con unas
características de vuelo bastante distintas a las del V2.
Un típico caso
de "cohete fantasma" fue el presenciado el 19 de julio de 1946 por una familia
que aseguró haber oído un ruido como "el de un fuerte viento" y visto dos
cohetes de dos metros de longitud y unas alas cortas, como de un metro, situadas
en la mitad inferior de la máquina, que pasaban sobre sus cabezas y se sumergían
en el lago Mjosa, a 96 km al norte de Oslo (Noruega). en el fondo del lago podía
verse un cráter, pero en las operaciones de dragado ordenadas por las
autoridades militares no se halló nada. Los cohetes fantasma eran detectados por
radar cuando efectuaban cambios bruscos de dirección, pero raramente chocaban Y,
cuando lo hacían, siempre era contra las aguas de un lago. No obstante, nunca se
encontraron restos, a pesar de las intensas búsquedas llevadas a cabo por el
ejército.
Desde que terminó la segunda guerra mundial, las marinas del
mundo han seguido con frecuencia la pista de grandes naves submarinas cuyo
rendimiento es muy superior al de cualquiera de sus propias naves-estrella.
Igual que los objetos submarinos no identificados (OSNIS), estas misteriosas
naves parecen congregarse en zonas especiales de este planeta; las que más
parecen atraerlas son las aguas escandinavas y la costa oriental de América del
Sur.
Al hablar de submarinos y de aguas territoriales escandinavas,
muchos lectores habrán recordado inmediatamente el incidente del otoño de 1981,
cuando un capitán ruso encalló su submarino en Karlskrona, Suecia, a causa de un
"error de navegación". Sin duda, a los rusos les gusta estar bien informados
acerca de las naves de otras naciones, y observar lo más cerca posible sus
maniobras y sus actividades; algunos de los artefactos submarinos que han sido
localizados bien podían ser rusos. Pero, de la misma manera que los rusos fueron
culpados al principio de los "cohetes fantasma" suecos de 1946, también puede
que se les culpara injustamente de la circulación de muchos de los submarinos
misteriosos que han salido a la luz desde los años cincuenta.
El
rendimiento y la conducta de algunos de estos OSNIS sobrepasan los de las naves
convencionales, tal como los aviones terrestres son superados por los OVNIS. La
velocidad máxima de los submarinos más modernos es de unos 45 nudos, es decir,
80 km/h, pero estos submarinos misteriosos se desplazaban por el mar a una
velocidad tres veces mayor. Cuando realizaban maniobras en el Atlántico Norte en
1963, el portaaviones norteamericano Wasp y otros 12 buques detectaron una gran
nave submarina que se desplazaba a 150 nudos (280 km/h). Se mantuvo en sus
proximidades durante cuatro días, maniobrando alrededor de ellos y sumergiéndose
a profundidades de 8.200 m. El récord de profundidad de los submarinos conocidos
es de 1.900 m. En julio de 1972, un submarino no identificado recorrió la costa
de Chile a una profundidad de 1.000 m, muy superior a la que suelen alcanzar los
submarinos convencionales, que a esa profundidad corren un gran riesgo a causa
de la tremenda presión.
Osnis vs la
OTAN¿Fue un submarino espía soviético el que penetró unos 150 km
en los fiordos noruegos en noviembre de 1972? Durante tres semanas, la marina
noruega, con la ayuda de buques y aviones de la OTAN, buscó al misterioso
intruso que fue repetidamente localizado y perdido en el fiordo de Sogne. En la
cacería intervinieron varias docenas de naves, además de helicópteros, y se
emplearon sistemática y masivamente cargas de profundidad, pero no hubo forma de
que la extraña nave saliera a la superficie.
El 23 de noviembre un gran
objeto oscuro fue visto desplazándose bajo la superficie en el fiordo de Luster,
un ramal del fiordo principal, mientras más o menos al mismo tiempo en el fiordo
de Aurlands, otro ramal, un barco de guerra seguía a un submarino con el sonar.
Esa noche, se vieron seis cohetes rojos que eran disparados desde las
profundidades del mar mientras que muy cerca de allí, en un pico inaccesible que
domina el fiordo de Aurlands, se observaban destellos rojos y verdes. El 24 de
noviembre las fuerzas combinadas realizaron un ataque concertrado con cargas de
profundidad. El único resultado fue la aparición de una poderosa y desconocida
fuente de interferencias que interrumpió completamente las comunicaciones e
inutilizó todos los aparatos de radar y de sonar.
El 27 de noviembre, un
comunicado de las autoridades noruegas afirmaba que el submarino misterioso se
había marchado, sin ser visto ni identificado. En otros fiordos noruegos han
tenido lugar incidentes similares, y también en las aguas costeras suecas y en
las cercanías de las costas de Groenlandia, en zonas aparentemente sin valor
estratégico. Pero jamás ha sido identificada, atrapada o dañada ninguna
nave.
¿Máquinas o
monstruos?También han aparecido OSNIS en los lagos de Suecia. Un
objeto provisto de lo que parecía ser una cúpula de plexiglás fue visto en el
lago de Bullaren, en Bohuslan. En el lago Ravaslen se observó varias veces un
objeto de 15 m de largo, y en el lago Stensjön, en Ostergötland, fue visto un
OSNI con una torre de mando. Informes provenientes de otros lagos hablan de
grandes formas oscuras que fueron vistas debajo de la superficie. Es imposible
saber si se trataba de máquinas o de monstruos, por ejemplo del tipo del que
aparece en el Loch Ness.
Una cacería de OSNIS similar a la de Noruega
ocurrió en febrero de 1960 en el golfo Nuevo, donde la marina argentina
persiguió durante dos semanas a dos submarinos misteriosos a los que suponía
soviéticos. Sin embargo, su velocidad y su capacidad de maniobra seguramente
hicieron reflexionar a las autoridades. A causa de la continua actividad de
OVNIS y OSNIS a lo largo de la costa argentina, la gente hablaba de "los
marcianos" que, según creían, operaban desde bases submarinas. Ocho meses antes,
en el puerto de Buenos Aires, las autoridades navales habían tenido problemas
con un OSNI grande, veloz y muy maniobrable que tenía forma de pez y color
plateado. Su rasgo más característico era una gran aleta caudal vertical, como
la deriva de los aviones. Se supo qué aspecto tenía porque unos submarinistas
pudieron examinarlo, pero no identificarlo.
En el año 1978 se produjo una
enorme oleada de actividad OVNI en Italia; se redactaron más de 500 informes, y
aún después de eliminar los errores y las mentiras, las cifras seguían indicando
la existencia de una intensísima actividad, que culminó en los últimos tres
meses del año. A lo largo de la costa del Adriático se prodigaban los fenómenos
inexplicados: columnas de agua que se levantaban en mares tranquilos hasta una
altura de 30 m; luces rojas y blancas que seguían a las barcas de pesca por las
noches; OSNIS vistos en la superficie o en las profundidades, que salían a la
superficie y se sumergían, e interferencias eléctricas en radares, radios y
televisores. Los pescadores se negaron a hacerse a la mar sin protección
naval.
Durante la noche del 9 de noviembre, Nello di Valentino, capitán
de una nave de guerra italiana, vio, junto con dos de sus hombres, una brillante
luz roja que surgía del mar a 1.000 m de distancia, se elevaba hasta alcanzar
300 o 400 m de altitud y después se alejaba en dirección este. Mientras esto
sucedía, las comunicaciones por radio con la costa quedaron interrumpidas. Buena
parte de la población pasaba las noches tratando de ver OVNIS u OSNIS e,
inevitablemente, algunos hechos normales fueron confundidos con acontecimientos
de origen extraterrestre. A la luz del alba del 7 de diciembre, en el golfo de
Venecia, cerca de Caorle, cientos de personas que habían estado observando luces
en el mar durante la noche contemplaron alarmadas cómo extrañas naves y extraños
seres emergían de las aguas; se trataba de unas maniobras combinadas de fuerzas
aéreas y navales con naves y tropas anfibias.
No resulta tan fácil
explicar la experiencia de tres pescadores franceses del puerto mediterráneo de
le Brusc quienes, a las 11 de la noche del 10 de agosto de 1962, se hallaban en
sus barcas en una noche clara y calma. A unos 300 m de distancia apareció una
nave metálica alargada que se desplazaba con lentitud por la superficie. Los
hombres lo comentaron y supusieron que se trataba de un submarino, aunque de un
tipo que no lograron identificar. Las aguas que rodeaban a la nave se agitaron,
y una docena de hombres rana salieron de ellas y treparon al extraño submarino.
Los pescadores les saludaron con gritos amistosos, pero los desconocidos no
respondieron y se introdujeron en la nave. Antes de desaparecer, el último de
los hombres rana se volvió hacia los pescadores y alzó el brazo derecho,
respondiendo al saludo. Los asombrados pescadores fueron testigos del ascenso
del extraño objeto, que salió del mar, situándose justo por encima de las olas;
se encendieron luces rojas y verdes y comenzó a girar lentamente de izquierda a
derecha. Mientras lo hacía, el objeto emitió una luz anaranjada y, describiendo
un elegante arco sobre el mar, aceleró rápidamente y ascendió hasta perderse de
vista.
Actividades nocturnas similares han sido registradas en otros
lugares: un mes antes, en el golfo de Catalina, al sur de Los Angeles, el
capitán de un barco de pesca de alquiler y su ayudante observaron una extraña
nave a través de sus prismáticos nocturnos, a unos 400 m de distancia. Parecía
un submarino que flotaba en el agua; era de color gris acero y carecía de
identificaciones. Llevaba una extraña estructura en la popa, y cinco figuras se
movían alrededor de ella, aparentemente trabajando en algo. Al cabo de un rato
el submarino misterioso se puso en movimiento y el capitán del barco pesquero se
vio obligado a maniobrar para evitar la colisión. La extraña nave pasó a toda
velocidad junto al pesquero. No emitía ruido ni dejaba estela, pero provocó una
gran oleada mientras se dirigía a mar abierto. Las autoridades navales acogieron
con gran interés el informe de estos hombres y, durante una entrevista, les
mostraron siluetas de submarinos extranjeros para que trataran de reconocer en
ellos el misterioso objeto.
Artefactos
del océanoEl origen de estos misteriosos OSNIS y de sus
tripulaciones anfibias sigue siendo desconocido, pero quizá los desconcertantes
artefactos que pueden haber dejado en el lecho del mar suministren pistas acerca
del propósito de sus actividades nocturnas. Un ejemplo es el brillante cilindro
metálico de 7 m de longitud y 3 m de diámetro que un submarinista español
encontró en el lecho del Mediterráneo en julio de 1970. La superficie lisa y sin
remaches del cilindro no presentaba ninguna abertura, y estaba tan limpia que no
podía llevar mucho tiempo debajo del agua. A la mañana siguiente el submarinista
quiso echarle otra ojeada, pero había desaparecido. Buscó por toda la zona, pero
no pudo encontrarlo.
El objeto hallado por el buscador de tesoros Martín
Meylach en la costa de Miami (Florida) en septiembre de 1966 no debía de ser muy
diferente. Meylach volvió con dos submarinistas de la Marina, pero no sabemos si
el objeto fue rescatado o desapareció, como el de la costa española. Las Fuerzas
Aéreas negaron que se tratara de un misil caído de un avión.
En abril de
1967, dos muchachos daneses vieron un OVNI que dejaba caer varios objetos en el
estrecho de Kattegat, cerca de Sjaellands Odde, a 80 km al noreste de
Copenhague. Los restos que se recuperaron después incluían "limo y carbón
inorgánico, combinados de forma totalmente desconocida". Lorentz Johnson vio
cómo un "puro" resplandeciente arrojaba dos objetos alargados a las aguas del
fiordo de Namsen en diciembre de 1959. Un tiempo después, investigadores de
OVNIS encontraron, con la ayuda del sonar, un objeto de 6 m de longitud por 2 m
de altura, pero a una profundidad de 90 m, lo cual dificultaba demasiado la
tarea de rescate. Dijeron que habían observado en el fondo huellas de ruedas que
se dirigían hacia mar abierto.
Surcos no identificados de 1 m de anchura,
dejados en apariencia por algo parecido a un globo, fueron hallados en una playa
de Venezuela en agosto de 1967. Dos días después dos científicos norteamericanos
se personaron allí para estudiar los surcos y, al parecer, los consideraron muy
interesantes. El OVNI que fue visto amerizar y despegar en el mar en Río de
Janeiro (Brasil) en junio de 1970 dejó un cilindro rojizo en el agua, que fue
recogido después por una lancha de la policía. Aparentemente, los gobiernos del
mundo están más interesados de lo que suelen admitir en estas actividades
submarinas, pero no se sabe qué enseñanzas les han proporcionado los artefactos
que han conseguido recuperar.
Ivan T. Sanderson, biólogo y fundador de la
Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, presentó en su libro Invisible
Residents (Residentes Invisibles, 1970) parte del material que hemos estado
examinando. Este autor sugiere que debajo de los océanos podría vivir una raza
mucho más antigua que la humana, que posiblemente desciende de las formas de
vida que no abandonaron los mares primitivos para desarrollarse en tierra, sino
que permanecieron en los mares donde se desarrollaron más
rápidamente.
Hasta aquí, esta teoría evoca el tema semi-folcklórico de
los hombres-pez y el filón lovecraftiano de los profundos. Pero, según
Sanderson, al llevar muchos millones de años de ventaja a la humanidad, esta
raza evita el contacto directo con las formas primitivas -los hombres- que
habitan la superficie del planeta, y ha desarrollado hasta tal punto su
tecnología en todos los campos, que ahora puede realizar fácilmente viajes
interestelares en sus espectaculares naves, que nosotros denominamos OVNIS y
también OSNIS.
El investigador de OVNIS John Kell sugiere que "alguien
maneja una marina y una fuerza aérea clandestinas en este planeta", y supone que
las bases submarinas podrían hallarse en las regiones situadas al norte del
círculo Ártico. Los fundadores de la APRO, Jim y Coral Lorenzen, sugieren que
los fenómenos OSNI forman parte de las actividades de cartografía y minería que
llevan a cabo los extraterrestres. En 1973, la Sociedad Argentina de
Investigación de Fenómenos Extraños afirmó que, tras muchos años de
investigaciones, no dudaba que máquinas de otros mundos habían establecido bases
submarinas en los golfos de San Matías y San Jorge, en la costa patagónica. Y en
Venezuela se han visto tantos OVNIS zambullirse y salir del mar de las Antillas,
que muchas personas creen en la existencia de bases submarinas, aunque las
opiniones varían acerca de su localización: en las profundidades del océano, en
las cercanías de la costa o en grandes "naves madre" situadas en el fondo del
mar. Sin embargo, el mundo submarino permanece todavía en gran parte inexplorado
y, como suele suceder en la ufología, los investigadores topan con dificultades
por el momento insuperables.
Fuente: http://www.lo-inexplicable.com.ar